Variación sobre un tema del Génesis en clave de Ainulindalë.
En el principio creó Eru la música. Eru, el Único, creó toda música.
Tomó Eru el arpa y haciendo vibrar sus cuerdas por primera vez dijo ¡Eä!, que en élfico significa sea. En ese momento resplandecieron sonidos que se esparcían por el aire. Escuchó Eru que la música luminosa era bella, la separó del silencio oscuro, y llamó a la primera día y al segundo noche. Y hubo música y silencio: día primero.
Tocó Eru nuevamente el arpa y dijo ¡Eä!. Surgieron entonces notas celestiales que separaron las melodías del eterno fluir. Escuchó Eru que la sinfonía celeste era bella y la llamó cielo. Y hubo música y silencio: día segundo.
Una vez más Eru hizo sonar el arpa y dijo ¡Eä!. Los fluidos arpegios comenzaron a congregarse, dando lugar a sólidos y firmes acordes que se oían por primera vez. Llamó Eru a la reunión de arpegios mares, y a los estables acordes tierra; y escuchó Eru que arpegios y acordes eran bellos.
Sosteniendo todavía el arpa, pulsó Eru sus cuerdas y dijo ¡Eä!. Entonces brotaron de los acordes notas nunca escuchadas, y de las notas crecieron frondosas armonías cargadas de sonidos fructíferos. Escuchó Eru que la afinación era bella. Y hubo música y silencio: día tercero.
Retomó Eru el arpa y dijo ¡Eä!. Brilló entonces en la celestial sinfonía un tema fogoso que ardía sin consumirse, y en contrapunto una fría y pálida composición lo reflejaba. Ésta estaba acompañada de innumerables y agudas semifusas que titilaban a su alrededor. Escuchó Eru que el ritmo era bello. Y hubo música y silencio: día cuarto.
Tañó Eru el arpa y dijo ¡Eä!. Bajo la sinfonía celeste se oyeron trinos; en los arpegios fluyentes ondularon compases nuevos; y a ambos se les ordenó resonar y reproducir el tema con variaciones. Escuchó Eru que el concierto era bello. Y hubo música y silencio: día quinto.
Rasgueó Eru las cuerdas del arpa y dijo ¡Eä!. Sobre los firmes acordes corrieron voces agudas y graves, unas silbaban, otras rugían. Escuchó Eru que la polifonía era bella.
Entonces, en silencio, acarició Eru las cuerdas del arpa. Fluidos arpegios y sólidos acordes se mezclaron formando una composición nueva. Y, por primera vez, Eru cantó. Un cántico glorioso creó Eru y lo llamó Atan, en la forma sindarin Adan, cuyo significado es hombre. El único canto portador de la Nota Divina debía reinar sobre todo canto.
Escuchó Eru que la Música en su totalidad era muy bella. Y hubo música y silencio: día sexto.
El séptimo día dejó Eru el arpa y descansó.
Éste es el origen de la Música que Eru creó.
6 comentarios:
Nuevamente muchisimas gracias por el post, realmente muy agradecido.
Saludos Delphos
Hola soy yo de nuevo, quiero desearte lo mejor para el 2010, nuevos post y para ti y los tuyos y todos los bloggers tres cosas:
SALUD, SUERTE Y PROSPERIDAD
Desde Cuba un saludo
Interesante el blog, me gusta esos principios aunque otros los debatiria ;P feliz año
saludos, me encanta tu blog, y si no te importa voy a enlazarlo en el mío.
http:catolicismosencillo.blogspot.com
Un saludo.
Hola: acabo de llegar y me quedo , soy lectora empedernida de Tolkien desde la adolescencia y siempre que lo leo, encuentro cosas nuevas en sus palabras. La Música de Eru es el inicio de El Silmariliom, y siempre lo he identificado con el Génesis, y es una de la más bellas páginas que describe, sin diálogos, cómo surge el Mundo, el de los Elfos, Hobbits y Hombres, como el nuestro, en la realidad.
Saludos y espero visitarle a menudo.
Esto es idolatría y blasfemia. Lo siento
Tolkkien podrá ser Católico, pero sus obras son aceptadas por el mundo y yo no me confiaría.
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